“Una pasión imponente por nuestros árboles, nuestros arbustos, nuestra flora, nuestro paisaje”. Así describe Andrés Berrutti, Ingeniero Agrónomo Forestal, el motor que lo mueve cada día y que lo llevó a dar forma al vivero Santa María, un establecimiento en el que se trabaja principalmente con especies nativas.
Andrés recibió a Journey en un frío y nublado día de julio, en el que la humedad y el gris del cielo parecían destacar especialmente el verde de las incontables especies que allí cultiva y que crecen serenas en el gran predio ubicado a las afueras de la ciudad de Tacuarembó.
¿Cuál es la relación entre la reforestación y el cuidado del agua?
“Todos los seres vivimos del agua, que está también en el origen de todos los alimentos. Todas las plantas y ese mundo inacabable que es la biodiversidad dependen absolutamente del agua y de la capacidad del suelo de retenerla”, subrayó Andrés.
Para explicar por qué es clave reforestar las cabeceras de las cuencas, Andrés propone un sencillo ejercicio: imaginar dos paisajes distintos bajo una lluvia torrencial. Uno de ellos está cultivado o labrado para el cultivo y el otro, por el contrario, lleno de árboles y rebosante de una densa vegetación. “Imagínate cómo las copas de los árboles amortiguan la fuerza de esa agua. El agua corre por el tronco y llega mansa al suelo”, apuntó. De este modo, señaló, se evita el arrastre que puede llevar a los cursos de agua elementos contaminantes. Cuando deja de llover, la humedad del suelo es absorbida por las raíces lo que aumenta la capacidad de infiltración para próximas precipitaciones.
La elección de especies nativas
Una vez zanjado el asunto sobre la importancia de la reforestación, Andrés destaca las ventajas de hacerla con especies nativas, que son capaces de soportar picos climáticos y están vinculadas con nuestra cultura y nuestra tierra: “Son parte de nuestra identidad. Yo creo que es clave conservar toda la biodiversidad, pero primero nuestras especies nativas”.
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