El 16 de abril de 2016 un terremoto de 7.8 de magnitud sacudió las costas del Pacífico norte de Ecuador causó cuantiosos daños materiales y pérdidas humanas.
Desde el primer momento, el Sistema
Pero un movimiento de esta magnitud deja muchas secuelas y otras necesidades al descubierto de las que también
Así surgió este proyecto que consiste en la instalación de 3 plantas potabilizadoras de agua en las comunidades de San Felipe del Cantón San Vicente, en la Cabecera Cantonal de Jama y en la comunidad de Tabuga del Cantón de Jama, para asegurar el acceso a agua para el consumo humano en estas comunidades.
Un compromiso con la comunidad
“Estas plantas de tratamiento de agua forman parte de nuestro compromiso con las comunidades de ser un ciudadano corporativo responsable que marque la diferencia y contribuya a la construcción de comunidades sostenibles, promoviendo el desarrollo social, la resiliencia y el acceso al agua como recurso vital”, explica Paola Palacios, Coordinadora de la Fundación
Para desarrollar este proyecto se contó con la participación de muchos actores, tanto público como privados, quienes trabajaron de manera integrada. Por un lado la Fundación
Por su parte, diversas compañías privadas contribuyeron a instalar las plantas y dieron soporte en toda la implementación, desde el diseño de las estructuras metálicas hasta los paneles de energía solar que posibilitan su autoabastecimiento energético sostenible.
Una vez revisados los requerimientos sociales, legales y técnicos, las plantas comenzaron a montarse en las comunidades previamente seleccionadas. Para su validación técnica se realizaron análisis de agua en laboratorio, que contemplaban estudios microbiológicos, de metales pesados, físico - químicos y microscópicos.
Cada planta tiene una capacidad de 400 a 800 litros y puede potabilizar el agua necesaria para satisfacer las necesidades diarias de 300 personas.
Paso a paso: ¿Cómo funcionan las plantas?
El cumplir ese ciclo, el agua ya está purificada e ingresa al segundo tanque de almacenamiento. De ahí baja por presión hacia el interior de la estructura, pasando por otro proceso de cloración. Finalmente se conduce por un sistema de filtración de rayos UV hasta las llaves dispensadoras ya apta para distribución.
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