El programa de
Transformar la incertidumbre en compromiso y convertir la crisis en oportunidad. Ese fue el espíritu con el que la Compañía
Hoy, el balance que dejó el programa es más que alentador y permite a
Coca-Cola Uruguay buscó tender una mano los pequeños comercios de barrio que representan el 75% de sus más de 27.000 clientes en el país. Aunque en marzo pasado, cuando apareció el primer caso positivo de coronavirus Covid-19 en Uruguay, el desafío de mantener las puertas abiertas parecía una utopía, el esfuerzo conjunto y el camino a la par permitieron que la anhelada reactivación económica se convirtiera en una realidad.
En alianza con Endeavor Uruguay, Cambadu, el Instituto Kolping y el Centro de Promoción por la Dignidad Humana (Ceprodih), Estemos Abiertos alcanzó a 300 almacenes de Montevideo y a 100 emprendimientos de la capital y el interior del país. Todos tenían necesidades diferentes, pero compartían un valor esencial para la Compañía en este escenario de desafíos: las ganas de salir adelante.
Los almacenes, el corazón del barrio
En alianza con Endeavor Uruguay y Cambadu, Estemos Abiertos llegó a 300 almacenes de la capital con la entrega de insumos, como kits sanitarios y elementos de higiene para apuntalar las medidas sanitarias de los comercios, elementos para ampliar los servicios y hasta instancias de formación.
Los kits de bioseguridad significaron para estos comerciantes la primera barrera de contención contra el coronavirus; y es que contar con máscaras faciales y una mampara de protección les permitió tanto cuidarse a ellos como cuidar a sus vecinos y clientes.
En el mismo sentido, el 80% de los beneficiados siente que logró mejorar la visibilidad de su almacén gracias a los vales para invertir en la renovación de la cartelería y las fachadas de los comercios, lo que significó una bocanada de aire fresco para cada local.
Y si la nueva cartelería les permitió renovarse, la posibilidad de darles la oportunidad de sumar nuevos servicios significó un salto cualitativo para estos negocios. Por eso, el programa incluyó la entrega de 300 bicicletas de reparto -con todos los accesorios necesarios para cuidar la seguridad vial-, con el objetivo de fomentar la incorporación del servicio de delivery. Del total de comercios que no ofrecían el reparto a domicilio, un 40% optó por adaptarse a la nueva realidad y comenzar a implementarlo en sus barrios. "Fueron momentos difíciles porque la gente no venía mucho”, explicó Fernando Conde, dueño del almacén G&F de Paso Molino, y agregó que fue precisamente esa incertidumbre la que los empujó a implementar el delivery, para poder llegar a los clientes.
Más allá: el impacto positivo en otros sectores
Las acciones llevadas adelante involucraron emprendimientos y oficios de distintos rubros. Y eso demuestra el efecto de derrame positivo que tiene el programa sobre la economía local.
Hugo y Mario de bicicletería Lisboa fueron los artífices de las 300 bicicletas de reparto que significaron una herramienta fundamental para el servicio de delivery de los almacenes. Desde Minas, el emprendimiento familiar +Mask recibió el mayor encargo que hubieran imaginado: armar 900 máscaras faciales protectoras, que junto con el resto de los insumos de bioseguridad, formarían el kit de seguridad para almaceneros y clientes. Y otra muestra del impacto positivo del programa es la del trabajo de Media Neurona y Todo Imagen, las empresas de comunicación visual que enfrentaron el desafío de ayudar a los comercio en la renovación de su cartelería; trabajo que ayudó a reactivar el negocio según contaron sus directores.
Emprendedores de todas partes
De la mano del Instituto Kolping y el Centro de Promoción por la Dignidad Humana (Ceprodih), Estemos Abiertos llegó a 100 emprendimientos de diversos rubros con la entrega de un fondo no reembolsable para invertir en áreas de crecimiento.
Capital de trabajo, comercio electrónico, prevención del Covid-19 y el delivery fueron los principales destinos de la inversión, que pudo verse reflejada en mejoras concretas en emprendimientos de Colonia, San José o Canelones, entre otros. Desde el desarrollo de nuevas líneas de producto hasta un cartel luminoso que se ve desde lejos por la ruta, los fondos no reembolsables significaron la oportunidad de hacer la diferencia para estos comercios.
En ese sentido, por ejemplo, y siguiendo la tendencia del crecimiento exponencial del e-commerce, a merced de las restricciones que impuso la pandemia, el 41% de los emprendimientos apadrinados por Kolping optó por invertir en la reconversión digital y desarrollar el comercio electrónico. Y la inversión en capital de trabajo también tuvo un lugar destacado, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de algo tan elemental para los pequeños negocios, que necesitan seguir funcionando por ser el principal sustento familiar.
El espaldarazo fue bien recibido por todos los emprendedores que necesitaban un impulso para salir adelante. Por unanimidad, manifiestan ahora sentirse más seguros para administrar sus negocios. Y casi la totalidad afirma que sus emprendimientos son más estables después del programa, incluso en este momento de incertidumbre global.
Las capacitaciones virtuales y la nueva confianza adquirida derivaron también en que muchos de los emprendimientos que no estaban formalizados lograran hacerlo: surgieron 42 nuevas empresas, apoyadas en las herramientas que ofrecieron tanto Ceprodih como Kolping.
“El apoyo de Estemos Abiertos fue clave para reactivar el negocio en un momento
que los pedidos se habían desvanecido y no sabíamos cuándo iban a volver”, reflexiona Malvis Galaretto, que lleva adelante su empresa de catering en el pueblo Rincón del Pino, en el departamento de San José. Y su testimonio termina por concluir el éxito de Estemos Abiertos: salir adelante juntos.
Si querés saber más sobre Estemos Abiertos podés visitar esta sección.
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