La policlínica del pueblo, de la que Pocha es enfermera honoraria, recibió uno de los dos filtros purificadores de agua que la empresa social Proyecto Agua Segura instaló en Paso de las Piedras, en coordinación con la Fundación
El arroyo Arerunguá, en lo profundo de Tacuarembó, susurra suavemente en este día frío de julio mientras algunas vacas y ovejas pastan tranquilamente en los alrededores. En una casa pequeña, cercana al cauce de agua, una mujer deja el mate, se pone su uniforme, toma algunas cosas y parte cuesta arriba por un gran camino que atraviesa el pueblo, una de las pocas calles que tiene el lugar. Ella es Elvira Álvez Silva, pero ninguno de los vecinos de Paso de las Piedras la llamará jamás así. Para ellos es “Pocha”.
Oriunda de la cercana Cerros de Vera, la familia de Pocha se mudó a Paso de las Piedras cuando ella tenía seis años. Nunca más se fue de allí, aunque hoy reparte su tiempo con su segundo hogar en Salto.
“Siempre me gustó, fue la vocación que tuve, siempre me gustó ayudar”, cuenta Pocha a Journey acerca de su vocación por la enfermería. “Elegí ayudar a la gente humilde que no tiene dónde trasladarse. La verdad que acá en Paso de las Piedras estamos demasiado alejados y si no hay alguien que sepa algo de enfermería no hay nadie que ayude”.
Hasta ese momento, debían hervir el agua antes de poder consumirla. Poco había cambiado en Paso de las Piedras en ese sentido desde que su hijo más famoso, Ireneo Leguisamo, había dejado el pueblo para hacer historia a ambos lados del Río de la Plata.
Proyecto Agua Segura trabaja en Uruguay desde fines de 2018, con el apoyo de Fundación
Esta alianza permitió garantizar el acceso a agua segura en 37 escuelas rurales de los departamentos de Tacuarembó y Rivera, además de la policlínica que lleva adelante Pocha, mediante la instalación de filtros purificadores y el trabajo con la comunidad.
La implementación de los filtros microbiológicos fue clave en el contexto de la pandemia de coronavirus Covid-19 en el que el lavado de las manos es crucial para evitar contagios. Y el impacto en la comunidad se hizo sentir casi de inmediato. “En la escuela el agua del filtro se está usando para todo: para cocinar, para lavarse las manos, para tomar”, contó Claudia Martínez, la maestra de la escuela local.
“La verdad que se necesitaba, por los niños, por la gente, por todo. Yo estoy muy agradecida”, concluye Elvira.
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